Viaje a Oriente

Caminar y soñar. Todos los viajes y aventuras comienzan dentro de uno mismo. Seguramente hay mil y una razones para echarse al camino, pero la más poderosa de todas es el impulso interior, indescriptible e irracional, que como una feroz corriente nos proyecta hacia lo desconocido y misterioso. Mikel

20 febrero 2006

Siguiendo el curso del rio Mekong - Laos

Querid@s amig@s,

Finalmente me pongo a escribiros. Las últimas semanas he estado en Laos, un país donde la tranquilidad se contagia. Entré por el Sur, frontera con Camboya, y he estado siguiendo el curso del río Mekong hacia el Norte. Desde que dejé atras el Delta del Mekong, en Vietnam, ya han pasado dos meses, y unos 2,000 Km en linea recta según mi GPS. El paisaje es cada vez más montanhoso, aunque estando tan lejos de la desembocadura del río, tan solo estamos a 640 metros de altura. En los 2,000 próximos kilometros, hacia el Norte, el Mekong asciende nada menos que 4,500 metros! Su origen está en el Tibet, pero para llegar allí (si es que puedo) hay que atravesar primero Tailandia, Myanmar y la provincia China de Yunnan.

Laos ha sido desde hace siglos un país visagra entre varios grandes imperios: el imperio de Siam, actualmente Tailandia, hacia el Oeste; el imperio Annamita, actualmente Vietnam, hacia el Este; el Imperio Chino, hacia el Norte. Incluso el imperio de Burma hacía incursiones periódicas y dominaba partes del país. Las fronteras actuales de Laos se definieron durante el protectorado francés.

Fue una expedición francesa al mando de Doudard de Legrée la que remontó el río Mekong entre 1865 y 1867 en busca de una nueva ruta comercial que permitiese unir la reciente colonia de Cochinchina (Vietnam del Sur) con China... a pesar de lo épica que fue esta expedición, que duró más de dos anhos, comercialmente fue un fracaso, pues el río Mekong no es apto para la navegación de grandes navios, los vapores de la época. En las cataratas de Khong, en la frontera entre Camboya y Laos (en el Sur), la expedición de Legrée tuvo el primer banho de realidad. Las cataratas son imposibles de remontar.

En Camboya conseguí una crónica de la expedición escrita por Luis de Carné, uno de los 5 miembros de la expedición... Ha sido emocionante seguir los pasos de estos intrépidos franceses por el curso del Mekong y sus afluentes, en una época en la que el transporte se hacía en canoas, a elefante y a pie. Tan pie que ya en Laos, y faltando más de la mitad del camino, los franceses gastaron todo los zapatos que llevaban y tuvieron que seguir descalzos, lo que no es ninguna broma, pues hay unos gusanos que como las sanguijuelas se pegan a la piel y te chupan la sangre.

Comparando las notas de la expedición y lo que estoy viendo en Laos, mucho de lo que fue un tupido bosque ya es historia. A pesar de ello, Laos aun tiene mucho bosque, aunque la tala ilegal y la corrupcion del gobierno (ambos factores estan ligados) estan contribuendo a acabar con lo que queda. Dejando el Mekong al Oeste a la altura de Pakse, me adentré en el Altiplano de Voleven, donde los franceses, en época de la colonia, plantaron café. En tan solo 100 Km desde Pakse hasta Pakson la carretera va ascendiendo, en la moto ni se nota, pero una vez en lo alto del altiplano ya estamos a 1,200 metros.

Iba entretenido conduciendo cuando vi un centro de investigación sobre el cafe, me desvié, y grande fue mi sorpresa al ver las vistas que se abrían en el horizonte. El centro está situado al borde del altiplano, con lo que mirando hacia abajo se ve un barranco de unos mil metros, con una cascada imponente al otro lado del valle.

La tourne del altiplano me llevo una semana. En Pakson, el centro cafetalero de la región, hace un frío que pela por las noches. En el único hospedaje que hay nos juntamos cuatro de ingleses, una belga, un francés, dos suizos, un australiano, una americana y una holandesa. Nos sentams todos juntos a cenar, en la mesa del comedor que era enorme, tanto de larga como de ancha. Con el australiano en medio, que ademas de tener 33 anhos parecia jesucristo con su larga barba y cabellos, aquello parecía la última cena!

De Pakson seguí hacia Sekong, donde cenando en uno de los restaurantes del pueblito me encontré por casualidad con un técnico del WWF Laos. Se llama Ben y me contó un poco los proyectos que desarrollan en la zona con las comunidades, y los problemas que enfrentan. Al día siguiente lo acompanhé a visitar algunas aldeas donde están realizando, los propios aldeanos, un inventario forestal. La idea es que parte de los beneficios de un manejo sostenible del bosque queden en la comunidad, y no (al menos totalmente) en los boslsillos de los funcionarios gubernamentales y los empresarios sin escrupulos.

Después de Sekong seguí hacia Tat- Lo, y de ahí vuelta a Pakse. En Pakse comence a sentir la fatiga de tanto ajetreo, asi que las dos siguientes semanas las pasé en ralentí. Estuve una semana en Vientianne, la capital, que en realidad parece un pueblo grande. El cuerpo me pedía no moverme demasiado, asi que le hice caso...aproveché para sacarme el visado de Myanmar, y extender el visado de Laos por una semana. Visité tres puntos de interés en toda la semana, y el resto fue comer bien, dormir, leer, y pasearme en bici por la ciudad, sin olvidarme de los masajes tradicionales de Laos, que te dejan listo para un largo y profundo suenho.

En Vientianne me encontré con dos hermanas de Iparralde (la parte de Pais Vasco que está en Francia) que conocí en Pakse, y aprovechamos para hablar euskera y bailar unas trikitrixas en un bar ante la mirada atónita tanto de los locales como los giris que estaban allí. Fue el plato fuerte de Vientianne!

De camino a Luang Praban, pase un día en Vang Vieng, en medio de un paisaje precioso de montanhas calizas cubiertas de bosque. Alquilé una bici y fui a conocer unas cuevas y unas aldeas más alejadas. En la aldea mas distante de todas almorcé en una casa particular, pues no habia restaurantes, asi que fui haciendo senhas con todo mi morro y el hambre que llevaba hasta que alguien se apiado de mí. La familia resulto ser majísima, y después me llevaron a conocer una cueva cercana. La aldea entera estaba construyendo un restaurante al pie de la cueva para recibir a los turistas, asi que tuve el privilegio de ser uno de los primeros en visitarla con ayuda de un par de jóvenes de la comunidad.

En Luang Praban, antigua capital Real de Laos, pasé otros cinco días, todavía sintiéndome algo fatigado. Tenía muchas ganas de adentrarme en el Norte profundo y montanhoso de Laos, pero preferí esperar un poco y recuperar energías. En el viaje por Sudamérica, al cuarto mes me pasó algo parecido: sólo tenía ganas de quedarme en un lugar por una buena temporada, y ese lugar acabó siendo mi querida Salta. Luang Praban es sin duda la ciudad más bonita que he conocido hasta ahora a orillas del río Mekong. El Palacío Real es impresionante, aunque por dentro es muy sencillo. Impresiona ver la sencillez del cuarto del último Rey de Laos, depuesto en 1975 por los comunistas y exiliado en su propio país junto a su familia. Los comunistas, una vez tomado el poder, llevaron a la familia real a unas cuevas del Noreste en las que en poco anhos perecieron todos los miembros, por las malas condiciones de vida, mala alimentación....este capítulo de la historia de Laos aún no ha sido esclarecido...

Finalmente hace cinco días agarré una lancha en Luang Praban con otros 15 pasajeros y fuimos remontando primero el río Mekong y despues el Nam Ou. A pesar de ir algo apretujados en el barco, el viaje fue precioso, sobre todo al final de las 8 horas de navegación donde el valle se cierra, con montanhas que se elevan unos 700 metros cayendo en picado hasta las margenes del río. La mayoría de los pasajeros se bajaron en Non Khiaw, y junto a un griego, un holandes y unos ocho Laosianos seguimos una hora más de barco hasta Muong Ngoi. Muong Ngoi es una aldea de unas 140 familias situado en un valle cerrado y rodedo de montanhas enormes por todos lados. Mi plan era pasar la noche allí y seguir hacia el Norte, pero acabé quedándome tres noches.

En los alrededores de Muong Ngoi, ante tanta tranquilidad, uno no acaba de creerse que los americanos bombardearon toda esta zona durante anhos (1970-1974), lanzando miles de toneladas de bombas sobre una población indefensa. Cerca de la aldea puede visitarse una cueva donde la gente corría a esconderse cuando oían llegar los bombarderos americanos. Laos ha sido el país que más toneladas de bombas por habitante ha recibido en la historia...incluso más que Vietnam.

Ayer, junto a una pareja muy simpática de suecos, remontamos el río Nam Ou hasta Moung Khua, unas cuatro horas de navegación, y allí cojí un autobus que me trajo hasta Udomxay, donde estoy ahora. Manhana pongo rumbo al río Mekong nuevamente, donde voy a embarcarme en unos días hasta la frontera con Tailandia, a la altura de Huay Xai. El día 21 de febrero vuelo desde Bangkok, en Tailandia, hasta Rangoon, la capital de Myanmar (antes conocida como Birmania o Burma). Ya os contaré... Por lo que me han contado otros viajeros la gente es muy simpatica y hospitalaria.

Me hace mucha ilusión cuando me escribís, ya sabeis que siempre respondo, aunque sea con unas semanas de retraso (últimamente más de un mes pues se me han acumulado los mails de Navidades y Anho Nuevo).

Un fuerte abrazo a todos, cuidaros mucho,

Mikel